Cada vez se habla más de donar la ropa que ya no utilizas. Incluso algunas empresas de fast fashion como H&M o Zara están dispuestas a recoger tu ropa. Pero qué hay detrás de este proceso? Cada vez que donas algunas de tus prendas hay tres desenlaces posibles, que se pongan a la venta en una tienda de segunda mano, que se donen o que se transformen en nuevas prendas. Todo ello suena genial, sino fuera por los siguientes datos:
- Venta en una tienda de segunda mano: En países como Estados Unidos, Canada o Reino Unido, sólo del 10 al 30% de la ropa que se dona acaba en tiendas de segunda mano o de ONGs. Personalmente me gusta buscar y comprar en tiendas vintage pero honestamente, cada vez que compro busco algo único, de calidad y especial. No me compraría una camiseta de H&M de segunda mano, ni un vestido de Forever21 y según las investigaciones los millennials y la generación X piensa del mismo modo. Por lo cual, sólo la ropa realmente buena tiene una oportunidad en el circuito de segunda mano.
- Donaciones a personas con necesidad: La mayor parte de la ropa se dona acaba en países del tercer mundo, lo que requiere el transporte y lo distribucion, esto contribuye a añadir aún más a la huella de carbono del producto. Una vez llegan a su destino final se acaban vendiendo por un precio irrisorio o incluso se regalan. En cualquiera de los casos, estas prendas compiten con los artesanos y productores locales que no pueden hacer frente a los productos que proceden de occidente. Los productores locales tienen que adaptarse o cerrar, lo cual daña la economía e industria local de los países del tercer mundo.
- Transformar en nuevas prendas: Seamos honestos, reciclar fibras es un proceso muy complejo que no se puede aplicar a todas las prendas. Para empezar todas las prendas compuestas por una mezcla no se pueden reciclar, ya que actualmente no existe la tecnología que pueda separar las fibras. En el caso de las prendas compuestas de un solo material no siempre se pueden reciclar y esta es la razón:
- Algodón: no se pueden convertir en nuevo textile porque al calidad de la fibra se deteriora y no permite su uso, pero se pueden reusar para producir papel.
- Seda: No se puede reciclar. Lo que se encuentra como seda reciclada, son simplemente los restos de hilo que no ha sido utilizados por la industria.
- Poliester: se puede reciclar, pero al igual que cualquier otro plástico sólo se puede hacer unas cuantas veces antes de que el polímero se rompa y el plástico no se pueda volver a utilizar, ya que cambia su composición molecular.
- Nylon: se puede reciclar, pero el precio del proceso es más que el de la materia prima, por lo cual no se suele hacer.
Como puedes ver darle una segunda vida a tu ropa es un proceso complejo. Es por ello que debemos ser consumidores más responsables y adquirir sólo aquellos productos que vamos a usar en numerosas ocasiones. Esta es la forma más ecológica que tenemos hasta que encontremos soluciones mejores!
La falda que llevo hoy fue anteriormente de mi amiga Irene!
Fotografía: Beatriz Lozano