Hola! Acabo de volver de mis viajes y estoy deseando contaros lo increíble que ha sido visitar Perú y Machu Picchu!
Como Machu Picchu es una de las maravillas del mundo (en 2007 más de 100 millones de personas votaron cual deberían ser las 7 Maravillas del Mundo Moderno y Machu Picchu llegó a la final) quería que la experiencia fuese lo más especial posible, así que decidí hacer el Camino de Salkantay durante 5 días y experimentar la diversidad de los Andes mientras caminaba por sus montañas y selva.
Machu Picchu está situado a 2.430 metros sobre el nivel del mar, lo que significa que la mayor parte de la gente necesita unos cuantos días para aclimatarse antes de empezar la aventura. La aclimatación se hace en Cuzco, una pequeña ciudad en lo alto de los Andes conocida por sus edificios coloniales y por haber sido la capital del imperio Inca. Después de 3 días en Cuzco, me apunté con un grupo y al día siguiente a las intempestivas 4:30 de la mañana emprendimos el viaje rumbo a Mollepata en autobús, desde allí comenzamos nuestro peregrinaje. Nuestra primera parada después de una caminata de 7 km montaña arriba fue en Soraypampa, donde nos esperaba una deliciosa comida casera peruana, seguida de una ardua caminata a uno de los lugares más bellos que uno puede imaginar, un lago glaciar con aguas cristalinas donde puedes, de forma literal, ver como la nieve se derrite y alimenta el lago! El segundo día y el más duro, nos llevó al punto más alto de nuestra travesía, conocido como Abra Salkantay a 4.600 metros, un lugar donde el vasto entorno y la altitud te dejan sin aliento. Pasamos el resto de la jornada bajando la montaña y pasando por algunos de los paisajes más impresionantes de los Andes, desde las montañas nevadas hasta la selva, SÍ la selva!!
El peregrinaje continuó con dos días atravesando la selva donde finalmente encontramos algunas zonas pobladas y aprendimos de la flora autóctona, incluyendo plantas de coca, granos de café y deliciosa fruta de la pasión (o granadilla que es como la conocen los locales). En nuestro segundo día en la selva y después de haber sido devorados por los mosquitos y los jején llevamos a unas piscinas naturales de agua caliente con vistas a la montaña, una escena tan espectacular que mantendré en la memoria el resto de mi vida. El día siguiente llegamos a Aguas Calientes después de comer, un asentamiento a los pies de Machu Picchu, esta pequeña y próspera ciudad está llena de hoteles, desde cinco estrellas a hostales, y de restaurantes. Ver una ciudad después de tantos días rodeada de la naturaleza más abrumadora fue como ver la civilización por primera vez, todo te parece increíble…
Finalmente llegó el momento de ascender al pináculo del viaje, comenzamos a las 3:30 de la mañana para adelantarnos a las aglomeraciones de turista que llegaría esa misma mañana, caminamos desde Aguas Calientes al pie de la montaña de Machu Picchu, desde ahí puedes decidir entre coger un bus o subir los más de 1.700 escalones, lo cual te llevará unos 45 minutos sin descansos, yo opté por caminar para poder ver el amanecer sobre la ciudadela. Después de una subida agotadora llegamos a unos de los lugares más increíbles que he visto en mi vida. Machu Picchu te deja sin palabras, es mucho mejor que lo que cualquier fotografía puede mostrar. Caminando por la ciudad descubres lo avanzados que estaban los Incas, el agua corre por canales escondidos por toda la ciudad y aún hoy no han descubierto el sistema de tuberías que trae el agua hasta la ciudad. Algunos cuentan que este asentamiento era una antigua universidad, donde estudioso y líderes venían a compartir y adquirir nuevos conocimientos. En unos de los edificios descubres un centro astrológico donde los Incas observaban el sol en el reflejo del agua para evitar dañarse los ojos. Podría seguir hablando de la ciudad durante horas, pero no quiero revelar demasiado, ya que creo que debéis ir vosotros mismos y experimentarlo en primera persona. Mi experiencia ha sido extraordinaria y os recomiendo visitar esta maravilla del pasado!!
