¿Cómo afectará el Covid-19 al modo en el que consumimos? Y, ¿cómo afectará al modo en el que interactuamos con el habitat? ¿La nueva normalidad nos convertirá en seres más empáticos? El Covid-19 es el mayor reto con al que la humanidad se enfrenta en estos momentos. Nos afecta como sociedad, tanto como individuos. Todavía quedan tantas preguntas en el aire… Y hoy, me gustaría compartir algunas de mis reflexiones sobre cómo nos ha cambiado el coronavirus.
Personalmente me sorprendió lo rápido que la naturaleza es capaz de recuperarse. En cuanto estuvimos unas cuantas semanas encerrados, la calidad del aire mejoró de una manera increíble, los ríos y canales volvieron a fluir con aguas cristalinas y los animales se apoderaron de nuestras calles. Creo que a todos nos saco una sonrisa las imágenes de los peces nadando por los famosísimos canales de Venecia, pero incluso después de todas estas extraordinarias imágenes no hemos internalizado el mensaje. ¡Debemos reducir la presión que ejercemos sobre la naturaleza! No quiero ser negativa, pero la realidad es que no hemos tardado en volver a cubrir nuestros océanos de la basura del Covid-19, como mascarillas y guantes. Se ha publicado que si seguimos tirando estos residuos a la velocidad actual ¡este verano habrá más mascarillas en el Mediterraneo que medusas! Con todos los daños colaterales que ello supone como polución visual, microplásticos que entran en nuestra cadena alimenticia y animales marinos que mueren asfixiados.
Este tiempo encerrados en nuestras casas nos ha ayudado a darnos cuenta de las cosas que son importantes en nuestras vidas. ¿Por qué no tomarnos unos minutos para pensar en las cosas que son importantes, más allá de nosotros mismos? Actualmente parece que creer en dejar un mundo mejor a las próximas generaciones es un pensamiento revolucionario. Pero nuestras acciones diarias pueden tener consecuencias inmejorables para las próximas generaciones.
¡Seamos generosos, seamos limpios, creamos en un futuro mejor!